Presentación y reporte: 1270Kms

Suzuki Baleno GLS
La elección: Partí con la idea de un auto básico que me llevara de A a B con un bajo costo de adquisición. Mi primer candidato fue el VW GOL power AA (a poco más de $6M). Luego de verlo en vivo quedó claro que era too much básico y que de ser Vw tendría que ser un Trendline (a más de $7M). En el camino me encontré con el Kia Morning intermedio (por recomendación de City) pero no hay caso, el diseño me parece muy femenino y poca cosa para su precio. Luego de evaluar el 108 (a $7M) fuimos estirando el presupuesto hasta dar con el Suzuki Baleno GLS ($7.790.000).

Diseño: El Baleno es un auto BfB. En mi opinión, el diseño sigue fielmente la trayectoria de Suzuki: poco agraciado estéticamente. Al menos, me dije, escapa a la mano de Botero que venía exhibiendo el Swift y se ve algo más ligero, sin embargo, es claro que el auto tiene más líneas y curvas de lo necesario (quizá pesa el hecho que el auto tiene que venderse desde India a Japón, pasando por Latinoamérica y Europa). La parte positiva es que se trata de un auto ancho para ser del segmento B (está en 1,75M) y con un espacio aprovechable bastante generoso. Respecto al Swift tiene la nariz más corta (-6,6cms) y un habitáculo y maletero más largos (8,7 y 12,4 cms más, respectivamente). El resultado es muy buena habitabilidad en las plazas traseras y unos generosos 355Lts en el compartimiento de carga.


Construcción: El Baleno es un low cost aún cuando en su país de origen, India, entre en la categoría de ‘premium hatch’. Los acabados son correctos en zonas como zócalos de puertas (no se ven soldaduras mal hechas) pero los plásticos son duros y de calidad mediocre por doquier. Así como hay detalles que se agradecen (como el volante forrado en cuero o un pomo de palanca de cambios de buena apariencia), hay otros que quedan al debe (como la unión dispareja entre tablero y consola central). El acabado de pintura no muestra defectos y hasta ahora, no se perciben ruidos (ver más adelante).

Al volante: Después de algunos minutos ajustamos la posición de manejo. El asiento del conductor tiene múltiples ajustes, incluyendo el de altura. En esta versión, el volante sólo tiene ajuste de altura (la versión GLX tiene también de profundidad). Los asientos son algo estrechos y duros. El tapiz es monocromático (negro, aburrido) y algo resbaloso. Toma un tiempo, pero se logra una posición de agrado. Los mandos de los vidrios están al alcance pero sólo son ‘one touch’ de bajada para la luna del conductor, también, carecen de iluminación nocturna. El tacto de los controles es agradable: embrague liviano, caja relativamente precisa y de recorridos cortos, frenos fácilmente modulables. Es un plus el que cuente con radio con Bluetooh y mandos al volante (me parece que en la actualidad esto debe ser un ‘must be’ de todo vehículo). El sonido de la radio es regular, cuenta con 4 parlantes y un par de tweeters por lo tanto la fidelidad es correcta pero carente de potencia. La falta de potencia es compensada por una buena conectividad: hay conexión USB, CD-MP3, auxiliar vía micro plug y el ya comentado Bluetooh.

Conduciendo: Se trata de un auto bien insonorizado. El motor se escucha nada bajo las 4000rpms y a menos de 100km/h muy pocos ruidos de rodadura. Sobre esa velocidad aparecen algunos ruidos, el más molesto es una vibración de un limpia parabrisas (que espero se pueda solucionar reemplazando el original por alguno ‘aerodinámico aftermarket). Resultó ser menos lento de lo que esperaba. No es que sea rápido, pero responde con cierta soltura en ambientes urbanos. La razón es que si bien el motor es ‘reguleque’ (91Hp/6000rpms y 130NM a 4000rpms), dado que el auto pesa menos de 900 kg (100 menos que el Swift anterior, no el 2018 que también fue aligerado), la relación peso/potencia es respetable. Como buen oriental, eso si, para ‘estrujar’ bien hay que llevar las rpm sobre las 4000 para encontrar alguna sensación (que tampoco es la gran cosa). La suspensión, por otra parte, está al debe; en ciudad se siente bien, es algo dura, pero en carretera y a velocidades crucero de 120Km/h o más, demuestra su origen low cost. En efecto, es especialmente sensible a vientos cruzados, lo que impide hacer trayectorias de curvas perfectas a esas velocidades (es necesario estar corrigiendo la trayectoria constantemente y entrar en curva demasiado rápido hace pasar algún susto debido a su tendencia a hacer algunos rebotes no deseados).


Conclusiones: Lo mejor de este auto es su eficiencia. Acabo de hacer un viaje a La Serena y viajando a 120, con peaks de 140, ha rendido según el computador 18,3Km/lt. Usando el método de llenado de tanque antes y después, queda en unos respetables 18,01. Lo más sorprendente es que después de recorrer los tacos de La Serena e internarse en el valle del Elqui (pasando por Vicuña, Montegrande y localidades varias) hasta enterar un trip de +700kms, el rendimiento final fue de 19,2Km/lt.

En definitiva: Lo mejor es que se trata de un auto barato y eficiente que entrega lo que se paga por él y un poco más. Lo malo es su suspensión y calidad ‘low cost’ en algunos elementos del interior.