Motivo de la compraEste post es la continuación de aquel que subí el mes pasado acerca del volvo C30 diésel y que cambié por el Subaru XV bóxer diésel 2017 que reseñaré a continuación.
Para no latearlos tanto, les resumo que debo recorrer grandes distancias en la región del Bío Bío (entre 30.000 a 35.000 km. Por año). Por tanto, encontré del todo conveniente adquirir un segundo auto y que fuese diésel. Las razones del tipo de motor obedecían al gran número de kilómetros recorridos cada mes y el consecuente ahorro en combustible. Al igual que el en el volvo, las características del auto diésel que necesitaba y el orden de prelación eran las siguientes:
- Japonés
- periodo de garantía largo
- Seguridad
- Economía
- motor arriba de 1.6
- Confort
- Historial de mantención
- Esta vez 0 km.
Afuera quedaba: espacio, diseño, marca "premiun", capacidad de carga y aptitudes off road o despeje de suelo.
En este caso, la compra fue influida obviamente por la compleja experiencia que tuve con el C30 la cual traté de describir con absoluta ecuanimidad. Por ello que la búsqueda se circunscribió a auto con un solo país de procedencia: Japón. La explicación de esta decisión es más subjetiva que objetiva, más emocional que racional –como la mayoría de las decisiones que tomamos. Probablemente muchos de ustedes al leer este post rebaten el mito popular respecto de la fiabilidad de los autos japoneses, quizás alguno de ustedes tuvo o escuchó hablar respecto de un Dahiatsu panero, un Datsun cacho, un Mazda reventado, etc. etc...
Sin embargo, luego de comenzar nuevamente con la búsqueda y en base a la discreta experiencia que tuve con la marca sueca -
que ensambla la mayoría de sus autos en Bélgica con materiales traídos desde China- no quise correr riesgos, sobre todo pensando en que el auto lo manejaré como mínimo durante 100 mil kms. Por tanto tuve que usar la vieja confiable (experiencia popular más o menos técnica en el tema) y optar por un Toyota, Mazda, Subaru, Nissan etc.
Entonces comencé la búsqueda en el país del sol naciente, circunscribiéndola a los ítems arriba señalados.
Casi no quedan autos japoneses diésel:Tal como señala el subtítulo, la búsqueda se limitó básicamente a dos marcas: Subaru (Forester y XV) y Mazda (CX5 y 6). Por decisiones que desconozco Honda, Nissan, Toyota y Suzuki no traen motores diésel (con excepción de las camionetas Nissan y Toyota pero que no se arman en Japón).
En cuanto a los modelos Mazda, ambos me encantan, los encuentro estéticamente muy bien logrados. Sin embargo, el precio de los dos estaba por sobre mi presupuesto.
En consecuencia, la opción por descarte fue Subaru.
Entre paréntesis debo señalar que en un momento pensé seriamente en un Toyota Corolla nuevo, ya que ofrecía todo lo que buscaba salvo el tipo de motor. Además, en agosto estaban con buenas ofertas. Saqué la cuenta y lo que iba a ahorrar en el precio del auto, palearía en parte el mayor costo en combustible. Tristemente constaté que ninguna versión trae control de tracción, debiendo descartar esta opción (mal por Toyota).
Experiencia previa con Subaru:Tal como he señalado antes en este foro, tengo un All New Forester 2013 XS Drive 2.0 CVT (que ya tiene 63.000 kms.) y me ha dado excelentes impresiones.
El Forester fue mi primer Subaru y me gustó mucho tanto el modelo como la marca. Encuentro que es una gran amalgama en cuanto a calidad/precio/seguridad. El auto está bien construido, es cómodo, estable y muy seguro. Por otro lado el precio es bastante competitivo para lo que ofrece en relación a otros modelos del segmento, sobre todo en ítem seguridad: AWD, 6 air bags, frenos de disco en las cuatro ruedas, Control de Tracción, etc. Queda al debe en cuanto a diseño (un poco tosco para algunos, a mi gusto es bastante sobrio) si se compara con otros SUV como los Mazda y Nissan. El otro punto débil es el motor ya que el 2.0 de 148 hp queda justo. Para otros –yo me excluyo de esta crítica- el consumo en ciudad es alto, yo lo encuentro normal dentro de la gama se SUV medianos.
En consecuencia, al conocer la marca y al tener bastante claro los puntos altos y bajos de ella, no dudé en volver a decantarme por Subaru. Punto aparte –a mi parecer- es el servicio técnico: Tuve muy buenas experiencias tanto en Klein (Puerto Montt) como en Concepción (Salazar&Israel). Destaca el trato personalizado de los jefes de taller y la disposición a solucionar temas ajenos a la mantención en forma rápida y generalmente gratuita.
Candidatos:Con la decisión tomada comencé a mirar con mayor detención lo que ofrecen los modelos diésel de Subaru (sin contar con el Outback ya que excedía el presupuesto).
En el caso del XV llega una sola versión con el motor bóxer diésel 2.0 cuyo valor es de $17.500.000 aprox. En cambio, el Forester trae variadas versiones (con el mismo motor) cuyos valores fluctúan entre los 17 y 23 millones.
El valor de la versión diésel yo lo encuentro un tanto alto y fue un escollo no fácil de superar al momento de la compra tornando que la adquisición fuera bastante negociada respecto al valor del auto. Me explico: cuando compré el Forester el año 2013, el XV 2.0 bencinero tenía un valor notablemente más bajo que el actual. En consecuencia, yo me quedé pegado con esos valores y me fue complejo cambiar el switch en cuanto a que en los últimos tres años el valor de todos los autos ha subido mucho en Chile (de forma concertada o no) entre un 15% a un 20% aproximadamente.
Además, el valor similar al Forester Diésel mecánico me hizo dudar bastante sobre cuál modelo elegir. En mi punto de vista, conociendo ambos modelos – el 2013 estuve trabajando en el sur con un cliente que me facilitaba un XV CVT 2.0 para moverme- siempre le he tenido más barra al Forester. Sin embargo, me decanté por el XV por dos aspectos: el consumo del XV sería un poco mejor y en segundo lugar, no necesito un auto más grande que el XV como segundo auto.
Existen también otros aspectos en lo referente a equipamiento del auto que me dejaron bastante descolocado y que me hicieron dudar sobre la compra:
La versión diésel del XV tiene un computador a bordo muy obsoleto: A diferencia de otras versiones bencineras, trae un austero y mísero computador a bordo que es complejo de utilizar (para cambiar la información entregada se debe apretar un botón en costado derecho del tablero) y frugal en la información: tiempo recorrido, consumo instantáneo, consumo promedio, velocidad promedio. Por el contrario, otros XV y la gran mayoría de los modelos Subaru tienen un computador mucho más completo y con variables personalizables. (más abajo está la foto)
Los espejos no son abatibles: Este detalle lo encuentro muy penca y realmente no se condice con el valor del auto. Hace falta sobre todo al estacionar en malls y supermercados. Ya encontraba charcha el hecho que en el Forester no se abatieran los espejos al cerrar el auto, esta situación es inexplicable.
Barras del techo: En Chile y según vi en internet, en España, las versiones diésel no traen barras en el techo. El detalle lo encuentro bastante extraño ya que la versión 1.6 más básica del XV tampoco las trae. Además, yo ya tengo un porta esquís para el Forester, el cuál no podré ocupar en el XV ya que las barras no se venden como opcionales. Solamente uno puede comprar unas trasversales que son muy feas y dejan el auto con look de taxi colectivo.
Otros detalles menores que destaco como negativos son que la visera para el sol no se extiende (si lo hace en el Forester). A mí me complica al manejar con el sol entrando por el lado del chófer. Otro aspecto es que no trae luces de las puertas que iluminan el suelo al abrirlas.
Estos detalles los marco para tratar de describir el auto con objetividad y como parangón si alguno de ustedes duda entre un XV y un Forester diésel. Además, tal como lo señalaré en el resumen, a mi entender son nimiedades al lado de las grandes ventajas que ofrece este auto.
Los primeros 15.000 Kms. 
El auto me lo entregaron los primeros días de septiembre e inmediatamente comencé a usarlo intensamente, tanto así que ya tiene 16.000 kms. Como la entrega demoró cinco días de lo prometido, por mientras ocupé un Forester nuevo (500 km.) de cortesía y que estaba soplado.
Lo primero a destacar del XV es su motor, es un 2.0 de 148 caballos y 350 Nm de torque, los cuales se notan bastante (a partir de las 1500 vueltas). El auto, al igual que la mayoría de los Subaru, es lento para salir, sin embargo, arriba de 100 el auto levanta muy rápido. Si uno acelera -aunque sea en sexta- se nota inmediatamente el empuje que tiene el bóxer diésel y que permite llegar fácil a 160 km/h o más, motor que además es muy silencioso y con poca vibración.
Para clarificar la potencia del auto usaré como parangón mi auto antiguo (Volvo C30 1.6 diésel) y el Forester 2.0 bencinero que tenemos en la casa. Respecto del primero, es mucho más rápido, sin lugar a dudas el motor (ambos diésel) tira mucho más, se nota inmediatamente la diferencia entre ambos motores. Lo mismo respecto del Forester 2.0. La diferencia entre ambos es abismante. Sin embargo, el XV y el Forester mantienen en común la estabilidad y sensación de seguridad que te da al manejarlo a altas velocidades (cuestión que nunca me pasó con el Volvo). En ambos autos puedes andar muy rápido y no se siente la velocidad ni las imperfecciones del camino, menos las curvas. En el XV llegué a los 198 Km/h sin mayor esfuerzo, sin vibraciones en el volante y sin sentir saltón e inestable el auto.
Yo no llegué al XV buscando un auto rápido, tampoco me interesa que lo sea (generalmente no supero las 120), pero es grato saber que uno tiene respuesta en el motor al momento de exigirlo, en especial si la respuesta no requiere bajar de marcha bastando solamente con pisar el acelerador.
Otro punto a destacar es la suspensión del auto, se trata de un auto firme pero que no es duro, todo lo contrario, Además, en frenadas bruscas no cabecea nada.
Capacidad Off roadEl auto ha tenido un uso 90% en carretera, sin embargo, he transitado por caminos de ripio. No he tenido la oportunidad aún de meterlo en barro o en nieve. En ripio se porta excelente, la suspensión y la tracción está bien diseñada para resistir ripio suelto, baches y otros accidentes menores. No puedo dar fe si el auto se portará bien en condiciones más extremas ya que no lo he comprobado aún. Sin embargo, creo que el despeje del suelo (22 cms.) unido a la tracción debería ser suficiente para que el auto tenga un comportamiento aceptable.
Economía de combustible:Como señalé, el auto lo he usado en un 90% en carretera y el rendimiento que me ha dado es aceptable sin ser espectacular, aunque siempre es mejor que el de un bencinero. El auto trato de manejarlo entre 1900 y 2000 RPM (110 a 115 km/h con control crucero activado) y me da un rendimiento de 16 a 16,5 km/l según computador el cual yo encuentro aceptable para un auto de 1450 kg y AWD. Es importante señalar que el consumo casi no aumenta si se maneja con AC encendido.
El gasto de petróleo sube considerablemente en ciudad. Dentro de esto, el Volvo C30 consumía menos: 18 aprox. En carretera y 14 en ciudad.
Los ruidosAl pasar por calles de piedra (que todavía quedan muchas en Concepción) sentí que el auto tenía un ruido atrás como a catre viejo. Lo llevé al concesionario y en 10 minutos arreglaron el ruido. Me señaló el mecánico que a veces los XV tienen ese ruido en el portalón trasero el cual se soluciona con ajuste. Rápido y sin costo.
Otro ruido mucho peor y que me tuvo bastante asustado fue el siguiente: Luego de usar el auto en carretera, al frenar completamente por cualquier motivo (peaje, semáforo, disco pare, etc.) y volver a reanudar la marcha, sentí un ruido feo –muy feo- desde la caja de cambios. Se escuchaba como raspando los engranajes. Rápidamente, luego de comenzar a sudar frío, llevé el auto al taller de la marca. Lo primero que hicimos fue salir a probar el auto para mostrar el famoso ruido. Obviamente el auto no sonó en lo absoluto haciéndome quedar como maniático y mentiroso.
En el taller se comprometieron a revisar el auto completamente. Al final del día volví para tener noticias –en el interín me había pasado todos los rollos posibles con el famoso ruido, teniendo la reciente experiencia de la pana del C30-. Luego de inspeccionar minuciosamente el auto encontraron una piedra grande que se había metido en el eje delantero. La piedra no se movía hasta que uno frenaba y, al volver a mover el auto se desplazaba emitiendo el ruido horrible. Probablemente la piedra la agarré en uno de los tantos trayectos en ripio que he realizado y en los cuales suelo andar fuerte. Problema solucionado.
ConclusiónComo conclusión de estos primeros 15.000 kms señalo que el auto cumple cabalmente con lo que yo busco para el uso que le doy según lo referido al inicio de este post. Se trató de una compra medianamente pragmática en donde prrimó la seguridad, la economía de combustible y la fiabilidad de la marca, dejando atrás el diseño, el lujo el hecho que se trate de una marca generalista (tema muy recurrente últimamente en este foro).
En carretera se muestra muy estable, seguro, cómodo, el rendimiento es más que suficiente. Lo uso casi a diario para ir desde Concepción a Chillán, Los Ángeles, Angol, Arauco etc. y el comportamiento en carretera es muy bueno, nada que envidiar de un sedán grande con motor 2.5 o superior y caja automática toda vez que no es casi necesario en lo absoluto bajar de sexta marcha para adelantar o subir cuestas pronunciadas.
Respecto a lo negativo señalo que en ciudad no es tan agradable de manejar. El hecho que sea mecánico sumado a que la primera y segunda marcha son muy cortas obliga a estar muy pendiente de que cambio utilizar para que no se pare el motor, sobre todo en tacos. En este sentido el Volvo C30 era mucho más cómodo de manejar. Por otro lado, el consumo en ciudad no lo hace como el más indicado frente a otros competidores diésel y de menor precio (Peugeot 308, Renault Captur, Citroën C4, Tivoli etc.). En general pienso que tener un diésel para usarlo exclusivamente en ciudad es más riesgoso ya que se usará en trayectos cortos, generalmente con partida en frío y por tanto, aumentará el peligro de falla en un motor que por sí es delicado. Por algo es que los taxistas y colectiveros usan poco los autos diésel (en mi opinión).
Como desventaja creo que le falta un poco más de equipamiento considerando el precio del auto (Por ej. Espejos eléctricos, pantalla multifunción, barras en el techo). Sin embargo, en mi parecer se trata de detalles menores al lado de lo que yo buscaba en un auto: auto diésel, seguro y cómodo para usarlo casi en su totalidad en carretera. Otro elemento a considerar es su maletero, que no es tan espacioso.
Otro tema a destacar guarda relación con la pintura de los apoya brazos de la puerta del piloto: Hoy me percaté que la pintura está saltada, me imagino que se debe rallar con las colleras que a veces uso, sin embargo, eso no debería suceder con un auto nuevo.
Una última cuestión a considerar es que ahora usamos muy poco el Forester ya que para viajes largos, el gasto en petróleo es considerablemente menor. Por tanto, cada vez que hemos viajado en familia (Corralco, Santiago, Temuco y Pucón x 2) hemos usado el XV.
Añado que durante el proceso de cotización-el que se demoró más que nada ya que lo encontraba un tanto caro- De lado quedaron otros competidores que estuve cotizando por distintos motivos:
Volvo V40 quedó fuera a pesar de ser un auto muy rico de manejar debido a la herida que aún mantengo con la marca por la tormentosa relación que tuve con el C30.
Citroën DS4: A pesar de ser un auto muy rico de manejar, económico y seguro, con un diseño tremendo, quedó fuera por el sentimiento de poca fiabilidad de la marca unido a su corta garantía y devaluación extremadamente rápida.
Renault Captur: Lo encontré muy corto y enclenque para usarlo en carrtera. Creo que como auto de ciudad debe andar súper. Lo otro es que las mantenciones son muy caras en Derco.
En resumen, para ser la compra ideal, el XV debería costar un poco menos, como eso no va a suceder – ya ha subido más de un millón de pesos desde que se lanzó el 2016- debería complementar su equipo con cuestiones básicas: pantalla multifunción decente, barras y espejos abatibles. Por último, si tuviese una versión limited con CVT, cuero y techo, sería grito y plata.
