Para volver al tema... la editorial de hoy
¿Preocupación inflacionaria?
Los medios económicos oficiales no se muestran inquietos por el resultado del IPC de 2011 de un 4,4 por ciento, cierre anual influido por la sorpresiva variación de diciembre (0,6 por ciento), el segundo índice mensual más alto del año. Sin duda persiste, entre nosotros, el fantasma de los meses previos a la crisis subprime , que sacó de la normalidad al control inflacionario. La autoridad llama a la tranquilidad insistiendo en que el rango meta de la inflación corre entre 2 y 4 por ciento, centrado en un 3 por ciento, pero debe mirarse en un horizonte de dos años.
El desempeño de la economía chilena en el continente muestra comparativamente un resultado satisfactorio. Perú tuvo 4,7 por ciento de inflación, Ecuador 5,4 , Brasil y Bolivia superaron el 6 y Venezuela se acercó al 30 por ciento. Argentina exhibe cifras oficiales bajo el 10 por ciento, pero es probable que en realidad haya superado el 20 por ciento de inflación en 2011. Colombia y México, sin embargo, habrían estado bajo el 4 por ciento (3,7 y 3,4, respectivamente).
Para 2012 los analistas esperan menores precios externos y, además, suponen que las mayores holguras productivas incidirán positivamente en la inflación debido a una actividad más disminuida y un menor gasto interno en los meses que vienen. Las proyecciones de inflación para el 2012 están entre 2,5 y 3%.
Sin embargo, pese a este panorama más bien optimista, hay al menos dos escenarios de preocupación que se abren: más incertidumbre para la política monetaria y más tensión social en un año de desaceleración económica.
En un escenario como éste, provocado por los coletazos de la crisis de la zona euro, los ojos estaban puestos en las reducciones de tasas que podría hacer el Banco Central, el cual en su IPoM de diciembre daba a entender que la trayectoria de las tasas sería a la baja, para apoyar a la economía en un contexto financiero internacional menos favorable. De hecho, luego de la última reunión de política monetaria, donde el instituto emisor decidió mantener la tasa en 5,25 por ciento, se levantaron voces críticas de que se volvería a reaccionar tarde a una coyuntura adversa, tal como ocurrió ante la subprime.
Sin embargo, las perspectivas han cambiado tras conocerse el IPC de diciembre, ya que se puede pensar que la demanda se está desacelerando más lento de lo esperado, con alzas puntuales de alimentos y depreciación del peso. La reunión de este jueves del Banco Central se dará entonces en medio de la expectación sobre el camino que tomará, considerando que los analistas se dividen entre quienes creen que hay que esperar a tener más información sobre la tendencia que seguirán los precios en los próximos meses antes de empezar a bajar las tasas, y quienes postulan que el Central debería bajarlas, para responder a la tendencia de la economía y no reaccionar a la coyuntura.
Aunque la cifra en sí misma dista de ser preocupante, Chile es una economía indexada a la UF, por lo que la inflación suele tener mucha persistencia.
En este sentido, el alza inflacionaria debe ser mirada con rigor, pues además de los efectos sobre la eficiencia de la economía, ella genera tensiones en la población, dado que los ítems que más suben golpean precisamente el bolsillo de los más vulnerables. En diciembre, por ejemplo, producto de las alzas de tarifas del Transantiago, aumentó en más de 20 por ciento el servicio de transporte en bus interurbano. Mirando el 2011, en el ranking de los 10 productos que más subieron, tres eran frutas y verduras de consumo masivo (manzanas 71%, papas casi 59% y peras 52%) y, en promedio, estos alimentos subieron 16%. Se registró además un alza en las tarifas públicas de luz y agua. El resumen de este impacto se puede ver en el llamado "IPC de los pobres" que refleja la inflación que enfrenta el quintil más vulnerable del país de acuerdo con sus hábitos de consumo. En 2011, la inflación para el quintil más pobre fue de 5,8%, casi un punto y medio superior al promedio general.