El tiempo me dio la razón cuando les dije al principio que estos niños no cachaban ni una para donde iba la micro.

Que no, que no había que menospreciarlos, que tenían la película clara, que aquí, que allá.
Dejaron pasar una oportunidad de oro para haber logrado más recursos, más fiscalización, aranceles más bajos. Hay hasta una rebaja de tasa, si lo único que les preocupaba era el lucro.
¿Y qué dejan como herencia? Desmanes, destrozos, pérdidas millonarias, aburrimiento de su postura cerrada, y cientos de miles de estudiantes que por seguirles el cuento, ahora están viendo cómo se les vino cuesta arriba pasar el año. Sin hablar de los malabares de los padres que llevaban a sus hijos al colegio, se tenían que devolver, y no tenían con quién dejarlos.
Más sabe el diablo por viejo, que por diablo.

A todo esto cuando iba saliendo hoy, llegaron 30 tortugas ninja a desalojar el colegio del frente.
