Yo partiría por supervisar con lupa, lo que los alimentos declaran como sus contenidos porque muchas veces, me he matado de la risa cuando leo las generalidades con que se cubren, sus verdaderos ingredientes digamos.
Si se aseguran los contenidos, luego se filtran los que no tienen aquello que legalmente se admite y luego lo demás, pasa por una buena campaña para prevenir sobre ciertos elementos dañinos.