
1961. Berlín, Alemania Federal.
"El Muro de la Verguenza". [spoiler]Alemania se rindió incondicionalmente el 8 de mayo de 1945, poniendo así fin a la segunda guerra mundial en Europa. Entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945 tuvo lugar en Potsdam, a poco más de 25 kilómetros en línea recta al suroeste de la Puerta de Brandeburgo, la conferencia que iba a decidir, entre otras cosas, el futuro inmediato de Alemania; allí se reunieron Harry S. Truman (que sustituyó en la presidencia de EEUU al fallecido Franklin D. Roosevelt), Iósif Stalin y Winston Churchil (posteriormente sustituido por Clement Attlee, tras ganar éste las elecciones generales británicas de julio de 1945).
Y allí se estableció la partición de Alemania en cuatro zonas de ocupación -una por cada aliado (URSS, Estados Unidos, Reino Unido y Francia, a cuya participación se oponía Stalin)- previamente decidida en la conferencia de Yalta (Crimea), en febrero de ese mismo año, y la división también en cuatro zonas de Berlín, que se encontraba en la zona de ocupación soviética. Pronto comenzaron las tensiones entre soviéticos y el resto de los aliados, que culminaron con el bloqueo de Berlín por tierra durante casi un año por parte de las tropas soviéticas como respuesta a los Acuerdos de Londres -en los que EEUU, Reino Unido y Francia acordaron iniciar un proceso constituyente en sus zonas de ocupación- y a la introducción del recién creado marco alemán en sus zonas de Berlín. El bloqueo se salvó con un impresionante puente aéreo y se levantó cuatro días después de constituirse la República Federal de Alemania en las tres zonas ocupadas por los occidentales, a lo que respondió la URSS estableciendo en su zona de ocupación la República Democrática de Alemania: la guerra fría se calentaba.
En la noche del 12 al 13 de agosto de 1961 comenzó -y prácticamente terminó- el cierre con alambre de espino y ladrillos y cemento de los puntos de comunicación entre los dos sectores de la ciudad, para intentar frenar la sangría de ciudadanos de la Alemania oriental que cambiaban de país sin más que cruzar una calle, atraídos por las mucho mejores condiciones de vida en la zona occidental; se estima que solamente en los 6 primeros meses de 1961 salieron de la RDA a través de Berlín occidental 150.000 alemanes del este.
Finalmente, el muro tuvo una longitud de 165 kilómetros y cortaba 192 calles berlinesas: familias y amigos separados, trabajos perdidos,… setenta mil sentenciados por pretender cruzarlo y 270 personas muertas intentando hacerlo. Llegó a constar de dos muros separados por una franja de tierra de nadie, y toda suerte de elementos de vigilancia.
Tras impedir la huida de sus ciudadanos, el régimen de la RDA se aplicó a dar una imagen de prosperidad y desarrollo que se plasmó en obras como la de la torre de comunicaciones con sus 368 metros, o las viviendas de la Karl Marx Allee que, restauradas tras la unificación, no están exentas de una contundente belleza.
Pero aquella situación era una auténtica locura insostenible, en la que las dos superpotencias de entonces tensaban sus músculos a diario, con la vista en el horizonte de cualquier otra locura mayor.
De modo que, tras la llegada al poder de Mijail Sergeyevich Gorbachov en la Unión Soviética en 1985, y el comienzo de sus reformas con la “perestroika” y la “glasnost“, los ciudadanos de los países del bloque oriental empezaron a reclamar sus libertades con mayor ahínco. En ese contexto, miles de alemanes orientales emigraron a la más permisiva Hungría a partir de agosto de 1989. Con el fin de regularizar los desplazamientos de sus ciudadanos, el miembro del Politburó del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), Günter Schabowski, anunció en una rueda de prensa internacional transmitida en directo por la televisión de la RDA que todas las leyes para viajar al extranjero habían sido derogadas con efecto inmediato.
Cuatro horas después, a las 11 de la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989, se abrió el punto de control de Bornholmerstraße bajo la presión de los miles de berlineses que, tras haber visto y oído el anuncio, fueron al muro para cruzarlo por primera vez en 28 años. Tras ese primer paso abierto se abrieron todos los demás: el muro había caído. Abrazos entre desconocidos, reencuentros emocionados, cerveza gratis para todos, martillos y picos para derribar el muro…. El violoncelista Mstislav Rostropovitch fue a tocar al pie del muro animando a los que lo cruzaban y destruían.
Hoy, fragmentos del muro “adornan” la Potsdamer Platz, donde estuvo la parte más ancha de las barreras fronterizas, mientras que, en algunas partes de la ciudad, una doble hilera de adoquines recuerda dónde se alzaba el muro.
Se ha conservado también un segmento del antiguo muro interior de más de un kilómetro de longitud, convertido en museo al aire libre, East Side Gallery, declarado patrimonio artístico en 1992. Pintado en 1990 por artistas de 21 países, ha sido restaurado en varias ocasiones a causa tanto del deterioro del hormigón como por los grafitis de los turistas que casi llegaron a cubrir las pinturas; la última restauración, con casi todos los artistas originales, se hizo para celebrar los veinte años de su caída en noviembre de 2009.
Fuente[/spoiler]
Desde el lado occidental del muro, en un tramo que permanece en pie en la Niederkirchnerstrasse, con el edificio que fue ministerio de aviación del III Reich, siguió albergando dependencias oficiales de la RDA y está hoy ocupado por el ministerio federal de finanzas
Los dos lados del "Checkpoint Charlie", en la Friedrichstrasse, uno de los pasos entre las dos zonas de la ciudad, con las fotos de dos de sus últimos vigilantes.
"Para no olvidar"


1989. Berlín, Alemania. Caída del Muro de Berlín.