Pero aun así, tenemos de telón de fondo la nueva mayoría que no se pronuncia porque le importa un rábano las elecciones.
No le interesa que postule un ecologista, una pobladora, un anarquista, un díscolo, un tipo que se saca la xuxa en bici, otro regionalista...
Ni ahí con los candidatos de las grandes coaliciones, y ni ahí también con todo el resto.
O sea para moverlos hay que ofrecerles algo o asegurarles, que van a ganar algo concreto.
Sino prefieren ver un partido de la Champions League o de la liga española, con una cervecita en la mano.
La cultura The Simpson nos está invadiendo.