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El error de Michelle Bachelet
Tere Marinovic
La abstención fue alta si se piensa que más del 40% de los chilenos que podía hacerlo no votó, aunque es algo normal en un sistema de voto voluntario. Algunos tratarán de encontrar en ese silencio el apoyo a sus propias ideas. Aquellos que no votaron -dirán- son los que no se sienten representados por la política, lo que probaría que nuestra democracia está deslegitimada.
No es así, la abstención confirma exactamente lo contrario. Demuestra que casi la mitad de los chilenos que no votó no tiene la necesidad inminente de cambio que algunos proclaman como universal. Si realmente se sintieran asfixiados por el sistema, no les sería indiferente lo que ocurriera en una elección.
Es obvio que Bachelet no es percibida por sus votantes como quien puede liderar un proceso revolucionario.
Todo indica que la voz extremista de la calle, supuestamente encarnada por el comunismo, no es tan representativa del chileno medio como habitualmente se piensa.Bachelet cometió, en definitiva, un gran error de diagnóstico. A diferencia de Ricardo Lagos, no fue capaz de resistir la tentación de incluir al Partido Comunista en la coalición.
¿Qué logró con esa concesión? Dispararse a los pies para los efectos de un futuro gobierno sin aumentar un ápice la votación obtenida por la Concertación en las últimas elecciones. Y con su gentil auspicio, el Partido Comunista ocupa hoy cuatro plazas que muy probablemente habrían sido de la Concertación.