Uno de los principales argumentos en favor de la tesis del asesinato es que, de haberse suicidado con su Fusil AK 47 -obsequiado por Fidel- según cuenta la verdad oficial, a Allende se le habría destrozado prácticamente todo el cráneo y la cabeza. Este fusil de asalto usa la munición 7.62 que es más grande que la 5.56 que usa el M 16 y la mayoría de los fusiles de asalto de OTAN y occidentales en general. Esta bala tiene gran poder de fuego, y puede incluso a corta distancia, producir daños serios a aviones y helicópteros. Disparada a bocadejarro como dice la autopsia, a Allende simplemente no le habría quedado cabeza.
Todo indica que la muerte de Allende fue causada por dos disparos provenientes de distintas armas de calibre menor, como pistolas o revólveres.
Acá parte de las concludiones del informe del Dr. Luis Ravanal:
Un informe forense cuestiona la tesis del suicidio de Salvador Allende
Un informe del médico legista Luis Ravanal Zepeda puso en duda el suicidio de Salvador Allende, señalando que constató “la existencia de a los menos dos impactos de bala” atribuibles a armas de fuego diferentes, por lo que las lesiones presentes en su cuerpo “no son compatibles con un disparo de tipo suicida”
El reportaje de El Periodista sostiene que sólo un nuevo peritaje al cuerpo podría revelar la verdadera causa del deceso, puesto que el médico legista José Luis Vásquez, fue el encargado de realizar en ese entonces, la autopsia al mandatario. El mismo que también afirmó que Carmelo Soria murió en un accidente automovilístico y que certificó la muerte de Rodrigo Anfruns en 1978.
Según el informe de autopsia número 2449/73, la causa de muerte de Allende era por “una herida de bala cérvico-buco-cráneo-encefálica, reciente con salida de proyectil” producida por un disparo “de corta distancia”, probablemente “con el cañón del arma directamente apoyado sobre los tegumentos (tejidos)” y “que ha podido ser hecho por la propia persona”.
Al conocer estos antecedentes, los abogados Roberto Celedón y Matías Coll solicitaron a Ravanal que, en su calidad de experto, realizara un análisis médico legal de los antecedentes relacionados con la muerte de Allende. Es así como el profesional concluyó que “las lesiones descritas en el informe de autopsia del Presidente Salvador Allende Gossens, no son compatibles con un disparo de tipo suicida”.
Además, sostiene que “se constata la existencia de a lo menos dos impactos de bala ocasionadas por armas de fuego diferentes,, uno que provoca un orificio de salida redondeado en la zona posterior de la bóveda craneana y el otro que hace estallar el cráneo”.
“Dado que no se describen signos de vitalidad en la herida submentoniana, es posible concluir que se trata de una herida post-mortem”, dijo el informe del médico legista, y agrega que se confirma que el disparo en esa zona “corresponde a los llamados de corta distancia, lo que demuestra que no ha sido un disparo efectuado a boca de jarro o con apoyo, y por tanto no corresponde a una lesión típica de tipo suicida”.
A juicio del forense, el informe de la autopsia del depuesto mandatario presenta “omisiones técnicas relevantes”, pero también cuestionó que el procedimiento se haya practicado “en el pabellón de cirugía del Departamento de Otorrinolaringología de un recinto hospitalario castrense” en vez del Servicio Médico Legal, por lo que no se podía garantizar la “independencia y autonomía” de los profesionales que intervinieron.
Por ello, Luis Ravanal recomienda “altamente la realización de un segundo análisis forense de los restos por expertos a fin de establecer con precisión la causa y naturaleza de la muerte de Salvador Allende”.