Hoy les traigo la reseña del facelift del Volkswagen T-Cross. Aunque incorpora algunos cambios interesantes, sigue transmitiendo una sensación de calidad mejorable.
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https://youtu.be/10QYkdjash8 <------
Comencemos con el apartado mecánico. El modelo está disponible con un único motor de 1 litro turbo, ofrecido en dos configuraciones de potencia:
101 HP para las versiones Trendline y Comfortline, equipadas con una caja mecánica de 5 velocidades.
116 HP para las versiones Comfortline y Highline, que vienen con una transmisión automática de convertidor de par y 6 velocidades.
En términos generales, ambas opciones ofrecen un desempeño similar, suficiente para el día a día. Sin embargo, si viajas con 4 o 5 adultos y su equipaje, las limitaciones del motor pueden hacerse notar.
La suspensión está muy bien calibrada, encontrando un equilibrio adecuado entre firmeza y comodidad. Además, la insonorización es bastante aceptable en términos generales.
En cuanto al equipamiento, hay mejoras destacables. Desde la versión base, cuenta con iluminación LED, un sistema de infoentretenimiento completo, cámara de retroceso con sensores delanteros y traseros, y una buena dotación de seguridad pasiva. Sin embargo, los sistemas ADAS no son de serie.
La versión Highline, por su parte, ofrece un paquete mucho más completo de asistencias a la conducción, incluyendo sensores de estacionamiento de 360 grados, un acierto que se agradece.
Ahora bien, aunque la calidad ha mejorado respecto a la primera generación, sigue dejando que desear en ciertos detalles. Algunos plásticos en las puertas y la cubierta del maletero, especialmente la que separa la rueda de repuesto, dan una sensación de baja calidad. Este aspecto resulta decepcionante, especialmente considerando el precio del acabado Highline, que asciende a $19.290.000.
