1. Desde lo biográfico: depende de la etapa de la vida. Yo compré un auto pasional en una etapa X de la vida y hoy estoy en una etapa Y de la vida y no se bien qué hacer con el auto. Un día lo amo, otro lo odio. El presupuesto ya no es holgado para hacerle mejoras, con suerte se puede mantener y usar poco. El problema es que nadie te va a dar lo que invertiste, ni cerca si lo vendes. Por eso la duda de venderlo o no venderlo, sobretodo si lo tuviste poco tiempo, arreglaste mucho y disfrutaste poco.
2. Desde lo mecánico/práctico: la lección es revisar muy bien este tipo de autos antes de comprarlos, sobretodo si son de repuestos caros y/o escasos, para evitar ensartarte. Yo le he tenido bastante paciencia a mi cacharro, pero en suma puedo admitir que me ensarté. Otra cosa es que hoy esté casi al 100% y que el que lo compre no se va a ensartar. Pero eso, revisar muy bien. También hay que dejar un fondo disponible para mantenerlo y para arreglarlo (porque sí, fallan) y no pensar en "pescás" como los consumos y esas cosas, tienes que lograr que te den lo mismo para disfrutarlo algo que sea.
3. Desde lo mecánico/pasional: para un humilde servidor que se ha sacado la cresta en la vida para obtener algunas cosas y han costado bastante, puedo decir "tuve un auto deportivo". No se si lo vuelva a tener, pero tienes un parámetro desde donde hablar y para comparar. Es difícil saber qué es "malo" si no has probado lo "bueno". Y sí, el auto es exquisito, dobla como los dioses a alta velocidad, tiene esas direcciones pesadas que llegan a ser incómodas pero te transmiten full seguridad y el motor es especial. Es especial porque es un tipo de motores de auto pasional, hay otros de otras características, con otras virtudes (como los turbo), pero este tiene las suyas. Lo resumiría como "refinado". Responde siempre como quieres, es predecible, no tienes torque steer y esas vainas, es un conjunto bastidor-motor muy equilibrado, difícil de sacarlo de sus casillas y que te da alegrías a diario. El sonido hace que te suban los latidos del corazón al ritmo de las revoluciones, al maniobrar a buena velocidad terminas con tus manos tiritando un poco por el vértigo. El auto hace lo que tu quieres que haga y nada menos. Con las ayudas electrónicas es un caballo dócil, pero ágil y atlético. Al menos no soy del estilo de quitar las ayudas electrónicas en un ambiente no controlado (como una pista), ya que puede pasar a ser un corcel algo indómito y... uno cuida su vida y la de los otros a estas alturas del partido. En suma, una experiencia magnífica.
¿Me arrepiento? Sumando y restando, para nada. No soy tan racional como para que me importe tanto haber "perdido" plata y es muy rica la experiencia para un común mortal no nacido en cuna de oro.
Saludos!