Un detalle que vale tener en cuenta es que por diferentes razones, unas mecánicas y otras químicas, el desgaste del motor durante los breves instantes del arranque en frío, es una fracción muy relevante del desgaste total de un motor. Diferentes autores dan cifras que oscilan entre el 50% y el 90%.
Además, durante este pequeño lapso de intenso maltrato del motor que implica el arranque en frío, también ocurre maltrato del aceite, el cual, por una parte, al estar lejos de su viscosidad óptima por efectos de la baja temperatura, se ve en aprietos para fluir y renovarse, trabajando muy exigido y por otra parte, en el motor frío se producen muchas mas condensaciones que lo contaminarán.
De esta manera, es lógico que un auto que se hace recorrer miles de kilómetros con pocas detenciones del motor, enfriamientos y arranques en frío, tenga un desgaste muy inferior y una duración del aceite mucho mayor, comparándolo con un auto que es usado dos o cuatro veces al día cada unas cuantas horas, para recorrer algunos kilómetros (uso típico de miles de vehículos).
De hecho, la indicación usual de los manuales es que usar un vehículo en repetidos trayectos cortos es, por si sola, una condición de "manejo severo", en cuyo caso generalmente se recomienda acortar el intervalo de reemplazo del aceite del motor a la mitad del especificado en la pauta de mantenimiento general. Curiosamente, el manejar rápido, que muchos podrían calificar como trato severo, comúnmente no aparece entre los factores que los fabricantes indican para decidir si se tiene o no el "manejo severo" que amerita reducir el intervalo de cambio de aceite.