Tengo dos autos, dos realidades distintas porque uno era de mi viejo.
El viejo y querido Ford Anglia año 60, el auto de mi infancia, con el que salíamos a ver a mis abuelos, con el que fuimos a Sn Sebastían, Sn Fernando, en el que mi viejo me hacía volantear por las calles chicas mientras él manejaba los pedales... tantos recuerdos de mi viejo amigo. Lo tuvimos en la casa 5 años aprox (desde el 87 hasta el 90 andando impecable, los dos años restantes guardado porque mi viejo ya tenia visto mas menos uqe auto lo reemplazaría), de ahi se trasladó a un terreno bastante grande en Barnechea, donde le hizo compañía a un MG. Mi viejo compró su chevette más tarde y se olvidó definitivamente de repararlo.
Lo trajimos de vuelta a casa el 97 y ahi le empecé a meter manos, aun cuando no tenía muchas nociones, mi viejo me decía "si lo arreglas, te lo quedas y te ayudo con la plata que necesites"... mi motivación se fue a la cresta cuando le metí la gata a las pocas semanas y al levantarlo, pasó en banda rompiendo el piso... lo empecé a mirar bien, me subi, revisando todo, calculando las lucas que necesitaría para repararlo... y viendo que no tenía remedio me largué a llorar. Lo vinieron a buscar unos compadres que se lo llevaron al kilo, le sacaron un par de cosas buenas y el resto a fundición... esa vez estuve enojado con mi viejo varias semanas hasta que me dio el chevette... para recibir su hyundai excel

El otro fue mi querido 600... uta el auto perro y fiel, lleno de mística... nada que decir, 1000 satisfacciones, un par de rabias, salidas varias, paseos impensados, me acompañó de paseo a Sn Jose de Maipo, Malloco... a carretear, a trabajar... hasta mi polola lo echa de menos.... cuando lo vendí fue de dulce y agraz, buenas lucas, pero un amigo de 4 ruedas que me decía chao otra vez. Aun lo sufro, pero todo va y viene... ya volverá
