Durante mucho tiempo la izquierda ha vomitando odio contra Pinochet y su gobierno, pero olvidan que el golpe militar lo engendraron ellos mismos. La izquierda siempre ha tratado de hacernos creer que el golpe militar fue un fenómeno espontáneo que nació porque los militares son unos seres satánicos y perversos que en sus cuarteles maquinan como tomar el poder cuando lo tiene la izquierda. Pero la historia de Chile no comenzó el 11-9-73, y Pinochet y el golpe son solo la consecuencia del peor gobierno de la historia de Chile que sembraba el odio fratricida entre compatriotas. Si no hubiera sido la UP el desastroso gobierno que fue, no habriamos tenido golpe militar ni Pinochet.
De igual manera, el descontento que hoy se manifiesta en las calles no es algo de generación espontánea, ni ocurre porque haya 100 mil seres satánicos que buscan destruir la Alameda y sus alrededores (salvo excepciones), y que gozan pidiendo la cabeza de los ministros.
No cometamos el grave error de mensopreciar lo que estamos presenciando. Que se movilicen 100 mil personas en una marcha es algo nunca antes visto, y de sus causas no podemos desentendernos, sino por el contrario hay que identificarlas para hacernos cargo de ellas.
Le tocó a Piñera hacerse cargo de un muerto que se viene pudriendo hace ya varios gobiernos, pero si el gobierno es inteligente, sabrá detectar las oportunidades que con ello se presentan para dar por fin soluciones verdaderas, y no tanto discurso vacío como ha sido la tónica hasta ahora.
El pataleo de los estudiantes fue el punto de partida, y si bien hay también oportunistas chantas que tratan de sacar provechos mezquinos, la profusa, poco articulada, y a veces desordenada lista de petitorios, solo me hace pensar que nuestra sociedad está fallando en varios frentes.
Ojalá que el gobierno no sea miope, y se de cuenta que tiene que dar pasos concretos, aunque sea sólo uno por semana, pero que muestre voluntad politica de solucionar los problemas, y definitivamente tiene que sacar a todos los que atornillen chueco por intereses personales.