Autor Tema: Columna de Genaro Arriagada  (Leído 1167 veces)

Desconectado AlfredoVregion

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Columna de Genaro Arriagada
« en: Septiembre 28, 2014, 11:40:41 am »
Comparto una muy sensata columna de don Genaro:

"La fascinación con la calle"
 
"Las grandes demostraciones de masas cumplen un rol que no es irrelevante en la política. Ellas suelen sacar de la modorra a oligarquías o democracias autosatisfechas incapaces de captar el mundo en que viven y que se niegan a enfrentar problemas o injusticias largamente acumuladas. En ocasiones -como ha ocurrido recientemente en Chile- grandes marchas logran fijar puntos de la agenda. Hay, además, en la participación en estos actos, una cierta emoción cívica que hace que, de cuando en cuando, los movimientos sociales y políticos se dejen arrastrar por el hechizo de las calles; sentirse parte de una gran fuerza, unida, que se autopercibe invencible y ser uno de decenas de miles que gritan consignas, ocupan las grandes avenidas, rodean los edificios públicos.

 Las demostraciones callejeras son, además, en las democracias -pero no en las dictaduras, que sean de izquierda o de derecha las prohíben- una forma legítima de participación y de protesta que la Constitución y las leyes reconocen expresamente, y que el poder y los políticos deben atender.

 Pero este reconocimiento no debe ser obstáculo para entender que la acción callejera tiene límites, que ella puede inscribirse en procesos políticos de distinto signo y que, salida de madre, puede acarrear peligros para la sociedad. Hoy, algunos, al hacer una apología de la calle, actúan como si estuvieran ante un descubrimiento, olvidando que ella ha jugado un rol importante en la política de los siglos XIX y XX, siendo un fenómeno muy estudiado.

 La calle es una vía de protesta, pero no una forma de gobernar. Puede sacudir a las instituciones, pero no sustituirlas. Decir que la calle no es una forma de gobierno no es una opinión política, sino la constatación de un imposible técnico. ¿Quién representa a una marcha de cien mil personas? En la multitud que vocea por educación gratuita y de calidad, ¿cuántas visiones distintas existen sobre las medidas para satisfacer esa demanda? ¿Quién va a contar y "pesar" a los manifestantes que acudirán a las mismas calles, pero bajo una convocatoria que es la opuesta? En uno y otro bando, la unidad es fácil de obtener en torno de un gesto o una consigna cuyo poder es su simpleza, pero que en cuanto intenta comprometerse en una política concreta estalla en facciones.

 Uno de los mayores peligros de la calle es que, en los procesos donde tuvo un rol fundamental, alentó el surgimiento de su opuesto, haciendo que no solo los propios, sino también los adversarios -ya transformados en enemigos-, salieran a las plazas: de esta manera, las brigadas rojas o azules encontraron su contraparte en las camisas negras o pardas. En este sentido, no está de más recordar que, históricamente, los sectores progresistas se han equivocado muchas veces al subestimar la capacidad de movilización de los grupos conservadores. La calle no es el patrimonio de la izquierda, sino algo que, desencadenado un proceso de polarización, ella debe compartir con la derecha.

 A los que desencadenan la agitación callejera suele ocurrirles lo que al aprendiz de brujo: desatado el conjuro, no saben cómo detenerlo y menos determinar sus resultados; así, el tipo de luchas callejeras que durante un tiempo nutrieron al "infantilismo revolucionario" del que habló Lenin o a los "bakuninistas" que condenó Marx hicieron una eficaz contribución al ascenso de movimientos de derecha que decían combatir, y así ha venido ocurriendo desde entonces una y otra vez.

 Finalmente, las luchas callejeras tienen el riesgo de que en ellas se mezclen el heroísmo, la grandeza y las peores formas de provocación. Hay algo muy admirable en el signo de la Plaza de Tiananmen, que es el estudiante solo, desarmado, que enfrenta a un tanque, o en los estudiantes en Boston, Nueva York o Washington, haciendo manifestaciones pacíficas en contra de la Guerra de Vietnam, en Gandhi y en tantos otros. Pero también está el feo rostro de la violencia, ciega, sectaria, destructora, cobarde porque es anónima. Es cierto que quienes la ejercen son una minoría y que se encubren tras los manifestantes pacíficos, pero, cuando ellos cobran un rol significativo, la calle se vuelve contra sí misma, dañando los objetivos que invoca."

Genaro Arriagada Herrera
« Última modificación: Septiembre 28, 2014, 12:00:24 pm por AlfredoVregion »
"El POPULISMO busca desmantelar las instituciones, para luego reescribir Constituciones y acomodarlas a los antojos de los líderes corruptos que tenemos en Latinoamérica"
                                          Gloria Álvarez

Desconectado Opus_Popular

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Re:Columna de Genaro Arriagada
« Respuesta #1 en: Septiembre 28, 2014, 22:14:41 pm »
Nada que añadir, los politicos populacheros de izquierda estan obnubilados por la ceguera idieologica del PC, que esta usando a la gente, a la calle, para imponer su agenda politica llena de resabios de un pasado que se supone glorioso pero fue un rotundo fracaso.

Desconectado Jack2010

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Re:Columna de Genaro Arriagada
« Respuesta #2 en: Septiembre 28, 2014, 22:47:47 pm »
Alfredo

Los políticos serenos como Arriagada . Perdieron influjo en la NM
Dieron paso a la aplanadora....

Preocupante.....

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