Hace 30 años nadie hablaba de los peruanos, excepto como unos vecinos que derrotamos en una guerra hace hartos años y que todavía guardan rencor por esa guerra.
En los últimos 15 años, a medida que más peruanos ingresan a Chile, hay cada vez más personas que manifiestan rechazo por ellos. ¿Razones? Pueden ser muchas, pero las dos que con mayor frecuencia escucho son:
1. Que le quitan trabajo a chilenos (razón económica)
2. Que muchos de los que llegan son lo peor de Perú porque son los que allá nadie les da trabajo y eso incluye delincuentes o gente de mal vivir que serían muchos de los vagos y ladrones que deambulan por la plaza de armas.
Obviamente cualquier generalización es injusta y obtusa, porque también han llegado personas decentes y esforzadas, y yo en lo personal considero que el peruano que es responsable es mejor trabajador que el chileno promedio. Sin embargo los que esgrimen las dos razones antedichas para rechazar la inmigración peruana no son unos estúpidos extraviados ya que efectivamente se dan los dos fenómenos descritos.
¿Y qué se hace con eso? ¿Se impone por decreto un sentimiento de hermandad en el cerebro de cada chileno para que haga vista gorda de esos fenómenos? ¿Se hace un lavado de cerebro para que a nadie le moleste ver que peruanos ocupan plazas de trabajo apatecidas por chilenos? ¿Se prohibe mencionar la nacionalidad del delincuente cuando éste es extranjero?
Hay que ser tonto para tratar de tapar el sol con un dedo, o para mear contra el viento. El rechazo hay que reconocerlo como una realidad país, y no hay que barrerlo debajo de la alfombra. Sin ir más lejos, la polémica expulsión de gitanos desde Francia, ha sido hasta respaldada por un socialista como Zapatero, quien concuerda que las cosas cuanbdo están de acuerdo con el Estado de Deredcho están bien hechas y lo dijo expresamente refiriendose a la expulsión que promovió Zarkozy, que dicho sea de paso no fue por razones étnicas como lo han querido hacer parecer los falseadores de la verdad que nunca faltan.
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/09/22/espana/1285152873.html