Interesante este tema de los bebestibles, pero me voy a tirar con una herejía.
Esto del alcohol en todas sus formas es antinatural, quiero decir que se trata de tomar un veneno. Estamos programados para rehuir el veneno, de ahí que objetivamente hablando cualquier copete es 'malo'.
Otra cosa es que social o culturalmente se "aprende" a tolerar (y algunos dicen gozar, aunque tengo mis dudas) los fermentados y destilados.
Hago este comentario porque hace algunas semanas leí la entrevista a la mujer de Enrique Lafourcade. Como buen representante de la intelectualidad bohemia, don Enrique siempre fue amante de los vinos (entre otras cosas). Pero resulta que ahora "ya no le gustan", dice su señora, y los dejó de tomar. ¿Qué pasó?, es que está con alzheimer y ha vuelto a 'un estado natural'. Afloró en él el instinto de supervivencia.
Dicho esto, comparto con Rommel que prefiero el Jack, básicamente porque me agrada el aroma dulce del carbón de madera de arce, pero por 'sabor' no puedo decir que es 'rico', ni ese ni ningún otro bebestible que uno consume por sus efectos y no por lo que es.