Shuta, no pensé que era tan bueno para empinar el codo 
Lo mio es un hobby, que consiste en catar vinos. Otra cosa es que resulten estar tan buenos que me los termino tomando todos
además mi wife no se queda atrás y me ayuda a vaciar las botellas más rápido 
Creo que hay mucha gente que toma mas que yo, pero como no se aventuran a probar cosas nuevas pues dificil que puedan comentar impresiones de los mismos vinos, es un hecho que el chileno es poco aventurado y muy conservador con el tema de comprar los vinos, prefiere repetir las cartas seguras. El problema es que las cartas seguras se están quedando en la pura etiqueta, Casillero del diablo en los 90' era glorioso, ahora no pasa de ser un vino monotono y uniformado a las tendencias del mercado, indistinguible sin ver la etiqueta.
Ojo con caer en esto:
10 claves para no ser un siútico del vino El vino da para mucho, también para ridiculeces. Tenga en cuenta los siguientes puntos si es que no quiere pasarse de listo.
Por Patricio Tapia
1 GÁRGARAS. Esos sonidos extraños que se hacen para percibir mejor los aromas del vino en la boca, quedan muy bien en una clase de cata, pero en el restaurante están totalmente fuera de lugar. Si usted cree que las gárgaras lo dejan como experto, mejor que lo vuelva a pensar. Desde fuera, el espectáculo es algo desagradable de escuchar y, sobre todo, desagradable de ver.
2 LA COPA SE TOMA ASÍ. La copa se toma del pie para no alterar -con el calor de la mano- la temperatura del vino y también porque deja huellas en el vidrio. Una razón técnica y también una razón estética, como verán. Pero de ahí a retar a la mujer porque no está tomando la copa en la forma correcta, hay un gran paso. Sea de donde sea, tomar la copa delicadamente tiene algo de seducción, creo yo. Y si están de acuerdo, da lo mismo si es del pie o del cuerpo.
3 LOS VINOS
BARATOS NO EXISTEN. Comprar por precio delata no sólo al snob, sino también al que carece de espíritu aventurero, sobre todo porque hoy sí existen tintos y blancos que por menos de $3.000 pueden resultar una sorpresa. El colmo del snob, sin embargo, no sólo es comprar por precio sino que además, en la mesa, hablar de ello. Ya lo saben, cuando se come no se habla de plata.
4 LAS ENDIOSADAS MEZCLAS. Los tintos de mezcla tienen un estatus que vaya a saber uno de dónde viene. La verdad es que dárselas de entendido diciendo que los vinos hechos de cabernet, merlot y cabernet franc (agreguen ustedes las cepas que quieran) siempre son superiores a los que vienen de una sola variedad es cometer un error. Un vino hecho con varias cepas puede ser tan malo (o tan bueno) como uno varietal.
5 DISCUTIRLE AL SOMMELIER. En los viejos tiempos uno podía discutirle al garzón cuando algo le pasaba al vino. Hoy, sin embargo, si es que hay sommelier en el restaurante, yo que ustedes tendría cuidado. El cliente siempre tiene la razón, por cierto, pero si es que no tienen buenas y fundadas razones para devolver esa botella, es mejor abstenerse. Los sommeliers, aun en un nivel básico, tiene más armas que el común de los mortales.
6 PINOT A LA
PIEDRA, POR FAVOR. El pinot hace rato que está de moda y, como es un tinto delicado, suave y frutal, lo que se recomienda generalmente es servirlo más frío para subrayar estas cualidades. Sin embargo, no hay que exagerar. Primero, el pinot noir no es un sauvignon blanc, así es que enfriarlo hasta el punto en que se empañe la botella, es como mucho. Y, segundo, los pinot delicados y finos en Chile se cuentan con los dedos de una mano (y sobran dedos) así es que si los enfrían demasiado, lo que obtendrán será un tinto secante y no mucho más.
7 SOBREACTUAR. Hay que respetar el vino, sobre todo cuando se sirve. Servirlo bien, a buena temperatura, y sobre todo con la comida adecuada, es un acto de cariño. Todo lo demás es accesorio. Que tal decantador, que tal copa, que tal descorchador, que quién sabe qué más. Lo importante es disfrutar e impedir que los adminículos se roben la película.
8EL CORCHO.A uno le pasan el corcho en el restaurante ¿Y qué se hace? Olerlo, claro. Se debe tener el olfato muy entrenado para -con solo oler el corcho- determinar si el vino está o no en buenas condiciones. Lo más adecuado es probar el vino y ahí ver si la cosa anda bien o no. Pero dárselas de súper entendido y rechazar una botella con sólo oler el corcho es una forma demasiado aventurada de impresionar.
9 ABUSAR DE LOS ADJETIVOS. Poder describir bien un vino es algo que siempre se aprecia. Las palabras precisas, los detalles que hacen que, quien escucha, sienta una iluminación. Pero es difícil lograrlo, así es que la mayoría de las veces el potencial snob lo que hace es abusar de los descriptores: aroma a tres docenas de frutas distintas y a dos docenas de especias. No lo haga.
10 GUSTO
PERSONAL MANDA. En algo tan subjetivo como el vino -donde cada opinión tiene las bases del gusto individual- tratar de imponer un criterio o, mucho peor, pensar que el otro está equivocado porque no aprecia lo que yo aprecio, es snobismo puro. A no ser que la botella tenga defectos claros, no hay que olvidar que en gustos no hay nada escrito.
