O se va a un ministerio político, o se va a la Intendencia de Santiago, o se va a un Servicio que le permita presencia mediática, o se va a la csm 
Totalmente de acuerdo con Natre la columna de blanca Arthur en diario financiero
Diario Financiero
Sábado 09 de octubre de 2010, 5:00 AM Economía
El incierto rescate político de Golborne
Blanca Arthur
Con una aprobación ciudadana que ha llegado al récord de bordear el 90%, el ministro de Minería, Laurence Golborne, enfrentará la culminación de la historia que lo encumbró a la cima de la popularidad.
Cuando el rescate de los 33 mineros atrapados parece inminente, al mismo ritmo que aumenta la expectación nacional e internacional, en el mundo político crece el interés acerca del futuro de quien, gracias a su papel protagónico en los operativos, se convirtió en la estrella indiscutida del gabinete.
La posibilidad de que el ministro Golborne emerja como una figura que incluso pueda irrumpir en el escenario presidencial, es un debate que se está instalando con fuerza, donde la gran interrogante que aparece es si culminado el episodio de los mineros, podrá o no mantener el capital que éste le permitió acumular.
Cuentan algunos de sus cercanos que a él no le gusta tocar el tema, aunque tampoco desconoce que una realidad que no buscó ni imaginó, podría conducirlo a otras lides.
Pero tanto el propio Golborne, como quienes promueven su incursión política o miran con interés --o aprensión-- el fenómeno, saben que, finalmente, no está en manos de él.
Es una decisión que, en gran medida, dependerá de la forma en que el presidente Sebastián Piñera encare el tema de los liderazgos presidenciales de su coalición.
Primeras señales
En La Moneda reconocen que es una definición que no estaba en la agenda, básicamente porque aparecía prematura, pero que el surgimiento del fenómeno Golborne ha generado un nuevo escenario que podría acelerarla.
Existe coincidencia en que lo primero que tendría que zanjar Piñera, es su disposición a estimular que sus ministros se perfilen como posibles cartas para sucederlo.
En Palacio indican que, más allá de los problemas que implica que éstos tengan agenda propia, su inclinación, al menos por ahora, apuntaría a no cometer el mismo error de Bachelet, quien por su decisión deliberada de no incentivar el surgimiento de figuras presidenciables, restringió el abanico de candidatos de la Concertación, lo que colaboró en su derrota.
Como prueba de que Piñera se acercaría más al esquema de Lagos, quien incluso le dio a elegir el ministerio a quien se perfilaba entonces, Soledad Alvear, está el hecho de que no sólo nominó a Joaquín Lavín como ministro de Educación, sino que mira con especial interés su positiva evaulación en las encuestas.
Una actitud que también mantiene respecto a la aprobación a su principal hombre de confianza, el titular de Interior Rodrigo Hinzpeter, quien desde su cargo intenta su propia irrupción en la arena presidencial.
En un panorama de incipiente competencia entre sus ministros, Piñera tiene claro que la aparición de Golborne podría trastocar las aspiraciones de ambos. Tanto es así que circula la anécdota de que, inmediatamente después del hallazgo de los mineros, en una reunión precisamente con Hinzpeter y Lavín, cuando entró un asesor, con humor le comentó que estaba tratando de tranquilizarlos.
Claro que, bromas aparte, la popularidad que alcanzó el titular de Minería no generó una reacción del gobierno que indicara su intención de capitalizarla. Por el contrario, no se le dio ninguna preponderancia, excepto que permaneció coordinando las labores de rescate en la mina San José, lo que le permitía continuar consolidando su liderazgo desde el campamento Esperanza.
Pero tras distintos análisis internos, los que tomaron en consideración algunas miradas críticas en cuanto a que incluso se lo estaba escondiendo, se optó por aprovechar su fama en el gran acto masivo del Bicentenario: la reinauguración del Estadio Nacional.
En la que se considera la primera señal de reconocimiento a que el ministro podía transformarse en un fenómeno similar al de Bachelet, la apuesta de La Moneda -donde se estableció que Golborne se instalara al lado de Piñera- era recoger el máximo de aplausos, con lo que de paso podía neutralizar los que se calculaba que recibiría precisamente la ex mandataria.
La aclamación al ministro fue la constatación en directo por parte de Piñera del impacto que genera su figura, lo que no implica que tenga resuelto jugarse por su posicionamiento político.
Es que la situación no es fácil, por la confluencia de múltiples factores en la decisión, comenzando por las tensiones internas que se comienzan a percibir frente al incontrarrestable protagonismo que ha adquirido.
Tensión interna
La amenaza que implica para los otros presidenciables el fenómeno Golborne –que se lo compara con lo que sucedió después de que Bachelet se paseó en un Mowag-puso en estado de alerta tanto a Lavín como a Hinzpeter, quienes en todo caso observan la situación con perspectivas distintas.
En el caso del actual ministro de Educación, quien -tanto por su historia, como por el desempeño en su cartera- aparecía con claras ventajas, considera que el presidenciable debe ser simplemente el mejor, sin descartar que éste sea Golborne. En esta línea, en su círculo comentan que, en caso de que éste se encumbre en las encuestas, como sucedió con Bachelet, Lavín estima que se debe fortalecer su opción.
Otra sería la disposición del titular de Interior, quien como una muestra de su inquietud, tiene instalado en el campamento Esperanza a uno de sus asesores de estricta confianza, Cristián Barra, el que se mantiene atento a que Golborne no se robe todo el protagonismo. De hecho, él fue quien tomó el micrófono el día en que aparecieron los mineros para comunicarse con ellos realzando la figura de Piñera e impidiendo que después del presidente hablara Golborne.
Un elemento adicional para la tensión de Hinzpeter frente al ministro de Minería, es que percibe que en la UDI muchos de sus próceres -entre ellos el senador Pablo Longueira- estarían apostando precisamente a la carta de Golborne como un as de triunfo.
En ese escenario, considerando además que para hacer frente a la UDI no tiene a RN entero detrás –porque paralelamente a la distancia que tiene con el presidente, Carlos Larraín, no son ocultas las aspiraciones de personeros como Andrés Allamand o Alberto Espina- la situación al ministro del Interior podría complicársele más de lo esperado.
Pero teniendo en cuenta su cercanía con el presidente, nadie desconoce que si decide jugarse con todo por pelear su propia opción, ello al menos podría condicionar la decisión final de Piñera sobre Golborne.
¿A otra cartera?
Lo cierto, en todo caso, es que después del rescate de los 33 mineros comenzará la cuenta regresiva para la definición del futuro del ministro de Minería.
Para ello, además de las tensiones internas que podría enfrentar, en la decisión presidencial pesarían otros factores, como su propia convicción de que Golborne sería una buena carta para sucederlo.
En esa línea, en Palacio destacan que pese a que no lo conocía antes de nominarlo, se formó rápidamente una gran impresión de sus capacidades, al punto que no tardó, por ejemplo, en impulsar el traspaso de Enap a su cartera.
Pero ni ese reconocimiento, ni tampoco la buena evaluación que tiene de los talentos políticos que ha exhibido en estos dos meses, son suficientes como incentivos para que incursiones en otras lides.
Es que nadie duda de que, aun cuando desde su cartera Golborne podría anotarse algunos triunfos, -como ocurrió con el acuerdo para el royalty- éstos no le permitirían mantenerse en la primera línea, porque además de ser éxitos circunstanciales, son compartidos.
Es por eso que, teniendo claro que el ministerio de Minería es de los menos lucidos, Piñera sabe que para que entre al ruedo presidencial, debería instalarlo en una cartera de mayor exposición pública.
En el mundo político se han sugerido algunas, entre ellas la de Desarrollo Social, considerando la prioridad que se le pretende dar al tema de la pobreza, lo que le permitiría estar en similares condiciones de sus competidores de Educación o Seguridad.
Cualquiera sea -porque también se menciona Obras Públicas o Defensa-, el gran dilema para el presidente es que en sus planes no contemplaba un cambio de gabinete, al menos inspirado por circunstancias como ésta.
Es por eso que si lo hace, es porque definitivamente consideró importante ir al rescate político del ministro Golborne.
