Y entre otras cosas, se ayudaría en algo a reducir la frescura del alza desmesurada del valor de los pasajes en las fechas de alta demanda.
El punto es que, más allá de la geografía de Chile, el tren es el sistema de transporte que integra y comunica localidades alejadas y aisladas de los centros urbanos importantes. Un país que quiere mantener una sana política de equilibrio demográfico entre sus centros urbanos y sus zonas rurales que abastecen a las primeras desde fruta, verdura, carnes, etc., hasta la celulosa con la que se fabrica el papel higiénico con el que finaliza el ciclo de consumo de aquellas, debe tener un medio de transporte que integre, tal como hacen todos los países desarrollados, con subsidio de por medio, que es relativo, pues como está demostrado, es más bien la carga la que finalmente viene a financiar el conjunto.
Pero el centralismo asqueroso de Chile que hizo epítome en el gobierno asqueroso como el de ricardo lagos, beneficiando sólo a Santiago y a los grandes grupos de interés, es la tónica hoy en Chile que ni don Tatán se atreve a cambiar, reconociendo que igual se han hecho pequeños avances pero nada de fondo.