En primer lugar hay que distinguir la edad de la niña, sólo al tener cinco años es factible considerar su inocencia y al compartir la ducha con su padre ella está recreando un ámbito de su intimidad afectiva con él. y no una intimidad sexual, dos cosas totalmente distintas. Quizás en su etapa de prepuber o adolescente esta misma acción sería posible darle una connotación de irresponsabilidad por parte del padre porque la menor atravesaría un proceso de desarrollo, situado entre otros en un despertar sexual, carecer de criterio situaría al padre en un ser descriteriado. No obstante si eso sucediera, aún así , la misma adolesecente o prepuber conciente o inconcientemente tendería hacia la reserva con su padre.
Por otro lado, estaría fuera de toda lógica o sentido común, si viviendo juntos nunca hubieran tenido este tipo de familiaridad y recién separados intentarán generar una práctica que era ajena a su relación, esa situación si sería factible de enjuiciarla y criticarla.
Hay un aspecto que no es menor en todo este análisis y es la cultura que nos rodea, al ser un país poco kinestesico, frío y gris, nuestras emociones se dan en ese mismo escenario, extraño se percibe cuando la gente es muy cálida, cuando tiene expresiones evidentemente afectivas, genera actitudes más extrovertidas o desinibidas. En una cultura donde la desinibición es natural no podría pensarse mal, pero en una cultura como la nuestra, hasta la mínima exhibición da para pensar. Cabe agregar que dentro de nuestrio mismo medio hay subculturas familiares donde se dan otro tipo de hábitos y no por eso son delesnables, hay que respetar las diferencias.