Un hombre decidió marcharse a las cruzadas. Pero, antes de irse, le puso un cinturón de castidad a su mujer y le entregó la llave a su mejor amigo con la siguiente petición: “si no he regrasado dentro de cuatro años, quítale el cinturón a mi mujer y deja que viva una vida normal” .
Dicho esto, montó en su caballo y partió. Media hora más tarde se dio cuenta de que una nube de polvo le seguía desde lejos. Se paró a esperar y, al rato, vio llegar a su mejor amigo.
“¿Qué ha pasado?” le preguntó.
“¡Que me has dado la llave que no era!”.
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Seis amigos, tres ingenieros y tres economistas, se fueron juntos de viaje. En la estación de tren, los economistas se dieron cuenta de que los otros tres habían comprado un único billete. Cuando les preguntaron la razón, éstos sólo contestaron: “ya veréis” y, nada más subir al tren, se metieron los tres en un servicio. Cuando el revisor tocó la puerta del baño a la voz de “el billete, por favor”, ésta se entreabrió, y una mano asomó por la abertura con un billete extendido. El revisor lo validó y se marchó.
En el siguiente tren, los economistas decidieron apuntarse al truco, pero observaron que sus tres amigos no compraban ningún billete esta vez. “Ya veréis”, dijeron.
Al subir al tren, los economistas entraron en un baño y los ingenieros en otro. Poco después de que el tren iniciara la marcha, uno de los ingenieros salió de su escondite y se dirigió al otro baño. Tocó la puerta y dijo en voz alta: “El billete, por favor”.
hozztia
