Me parece que tu eres harto más taliban y cerrado...3 guerras avalan mi postura y no diste ni un argumento en contra. 
Talibán de las libertades individuales, claro! Pero todas, no solo aquellas que me predica el cura, el pastor o el rabino...Y todas las libertades, las económicas, las sociales, las morales, las sexuales, todas!!! Un salud por Álvaro Bardón!
Viejo, he citado estudios ultra respetados y universalmente aceptados como guía para las políticas de drogas de todos los países de occidentes. Ellos dicen que la Cannabis es menos adictiva y menos dañina que el alcohol. Ante eso, el "Único" otro argumento que les queda a los prohibicionistas es el famoso, al igual que falso, "La Marihuana es la
Puerta de Entrada a otras drogas duras". Eso es falso.
Hace un par de meses el Senda de Chile público su estudio anual y reveló que el consumo de Cannabis en Chile AUMENTÓ! Mientras que el de Cocaína y Pasta Base SE MANTUVO!!!
FALSO, por donde se le miré. Si la Cannabis es "Puerta de Entrada", su aumento en el consumo NECESARIAMENTE debe conllevar aumento en el consumo de Cocaína y Pasta Base que son las drogas duras de mayor consumo en Chile. La propia autoridad confirma la falsedad de ese argumento falaz.
Amiguete Chunchos, la Marihuana hace mal, pero a muy poca gente, de hecho bastante menos que que a aquellas a las que les hace mal el alcohol, que es la gran droga destructiva de la salud, criminogénica y dañina económica y productivamente en nuestra larga y angosta faja.
La prohibición, de una simple planta lo que es idiota y absurdo en grado sumo en si mismo, además de ser un enfoque atávico y medieval, produce enormes externalidades negativas al criminalizar a adolescentes consumidores, obligar al consumidor a entrar en contacto con narcotraficantes, corrupción policial y un largo etc.
Y además nos cuesta la libertad. Una frase que se le atribuye a Benjamin Franklin dice que
"Aquellos que sacrifican la libertad por la seguridad, no merecen ni la seguridad ni la libertad".
Respeto tu postura en cuanto la apliques a tu propia vida y la transmitas a tu hijo, pero no respeto el que pretendas imponérsela a los demás coartando su libertad individual.
Por último, unas palabras que ya he citado antes acá -y que nadie se ha atrevido a discutir- y que revelan la verdadera razón de esta prohibición, de Octavio paz:
«Muchos psiquiatras piensan como Huxley: esas sustancias (alucinógenas) no son más sino menos peligrosas que el alcohol. No es necesario aceptar totalmente esta opinión, aunque a mí me parece que no está muy alejada de la verdad, para reconocer que las autoridades las prohíben no tanto en nombre de la salud publica como de la moral social. Son un desafío a las ideas de actividad, utilidad, progreso, trabajo y demás nociones que justifican nuestro diario ir y venir. El alcoholismo es una infracción a las reglas sociales; todos lo toleran porque es una violación que las confirma. Su caso es análogo al de la prostitución: ni el borracho ni la prostituta y su cliente ponen en duda las reglas que quebrantan. Sus actos son un disturbio, una alteración del orden, no una crítica. En cambio, el recurso a los alucinógenos implica una negación de los valores sociales. Puede entenderse ahora la verdadera razón de la condenación y de su severidad: la autoridad no obra como si reprimiese una práctica reprobable o un delito sino una disidencia. Puesto que es una disidencia que se propaga, la prohibición asume la forma de un combate contra un contagio del espíritu, contra una opinión. La autoridad manifiesta un celo ideológico: persigue una herejía, no un crimen».
