Título original
Querido diario: Algunas reflexiones sobre el consumo de alcohol y drogas por parte de profesores en formación.
Buenas tardes, estimados foreros. Espero que se encuentren bien y con hartas ganas de que se vaya este año (que ya falta casi nada, por fin). Primero que nada, debo aclarar que, revisando históricamente algunas conversaciones que se han dado en el foro a lo largo de su existencia, puedo concluir que se puede hablar de temas serios y esperar respuestas que estén a la altura. Claro, también hay webeos varios (que igualmente se agradecen, puesto que le da dinámica y fluidez al diálogo), pero por sobre todo: se pueden plantear temas serios y esperar respuestas maduras y responsables (que he notado, es el sello del foro; algo que los diferencia mucho de otros foros chilenos). Es por ello que me doy la licencia de plantear algunas ideas que hace tiempo he tenido presente y me han generado escozor.
IMPORTANTE: A partir de este punto me explayaré en el relato; puede que alguno/a de ustedes piense que me estoy yendo por las ramas y que no hacen falta diez palabras cuando bastan tres para expresar una idea, pero creo que son precisamente los detalles los que contextualizan y otorgan personalidad al relato. Si por alguna razón X decides no leer todo este papiro, lee los tres últimos párrafos del post; en él encontrarás a modo resumen las preguntas más relevantes sobre este tema.
Sin más que decir, comencemos:
Siempre he sido una persona chapada a la antigua, de ideas conservadoras. Mientras los demás niños se embarraban jugando en el pasaje, yo vestía feliz terno y corbata (por decisión, no por obligación) y conversaba educadamente con adultos. Siempre fui de los niños que eran respetuosos de la autoridad -en todo ámbito, desde hacerle caso a mi mamá, acatar al profesor hasta saludar a los carabineros- y he mantenido dichas costumbres a lo largo de mi vida. Lo único que se perdió en el camino es que antes no decía ni un garabato (y así fue hasta los 16-17 años), ahora debo reconocer que estoy más coprolálico. No es distinto el caso del consumo de alcohol y drogas; soy tajante en ese aspecto, más aún viviendo años con mi madre que era alcohólica y que a la larga, dicha adicción la llevó a la tumba, obviamente siendo yo espectador de primera fila de ese hecho. Siempre fui el cabro aburrido del grupo, el que no tomaba ni fumaba marihuana ni iba a fiestas... en fin, siempre fui "el distinto" para mis pares, pero me sentía (y siento) cómodo así; siempre fui alguien de pocas amistades pero profundas eso sí, leal a morir. Además, al contrario de lo que pensaban varios compañeros de curso y vecinos, lo pasaba bien sin tener que recurrir a ninguna de las sustancias descritas en el título, algo que supongo era incomprensible para varios de ellos (puedo suponer que más de alguno entró en esos vicios de puro "mono" para no quedar mal ante los amigos y después se hizo costumbre).
Siempre imaginé la universidad como un lugar sagrado, al menos en el aspecto académico. Un punto de encuentro para intelectuales y organizado tal cual engranajes de un reloj, un lugar pulcro, estructurado y sobre todo, formal (imagen idealizada de las películas gringas, supongo). Debo reconocer que sentí decepción en ese aspecto cuando entré a estudiar pedagogía en música en la UMCE (el pedágogico para quienes lo conozcan bajo ese pseudónimo). Pareciera ser que varios estudiantes que ví allí aún no comprendían las implicancias, responsabilidades y deberes de asumir el rol de un estudiante universitario ni mucho menos de ser un profesor en formación. Al lugar que viese, habían grupos de estudiantes tomando y/o fumando marihuana, pero bueno, al menos decía para mí "por fin lograste entrar a la UMCE, la universidad pedagógica".
Lamentablemente, el hecho que les comento fue mucho más recurrente de lo que esperaba ver. Cualquier día de la semana podías encontrarte con grupos de estudiantes bebiendo alcohol y fumando marihuana; de Lunes a Jueves era pocos eso sí, pero los Viernes la cosa se descontrolaba. Ya a partir de las 16:00 comenzaban a aflorar grupos quizás de dónde y ya tipo 18:00 era tal la cantidad de gente "compartiendo" que superaba con creces la cantidad de estudiantes que estuvieron en la mañana estudiando. Era horrible cuando habían tocatas; piños grandes de estudiantes carreteaban toda la noche y seguían webeando hasta el Sábado en la mañana. Tengo recuerdos que algunas veces, cuando llegaba a la universidad los días Lunes en la mañana, había tal cantidad de basura repartida por las áreas verdes que llegaba a dar indignación y verguenza. Lleno de envoltorios, papeles, colillas y hasta las botellas plásticas de la infausta cerveza Antillanca (porque ni hasta para eso tenían clase esos tipos; menos mál que no le renovaron patente a la botillería que estaba en la esquina). Allí me asaltaban varias preguntas como: ¿Qué pensara alguien que venga de fuera al ver esto?, ¿de verdad creerá que personas que se están formando como profesores son capaces de hacer semejante atrocidad?, ¿es ésta la imagen que debe evocar una universidad que se autodenomina "la universidad pedagógica"?, ¿éste es el prestigio del que tanto hablan los profesores cuando se refieren a la UMCE?, ¿de verdad sienten orgullo de pertenecer a esta institución?.
Otra vez recuerdo que, por petición de una conocida (amiga de un amigo) fui a un jardín infantil a mostrar a los estudiantes la flauta traversa, además de otras cosas de índole musical (ella era estudiante de educación parvularia). Pues bien, iba transcurriendo la jornada y en un momento de descanso ella me comenta:
- Oye, Jaeger. Tienes muy buen dominio de grupo, los niños te hacen caso y sabes captar y mantener su atención. De verdad te felicito.
- Muchas gracias; a propósito, por qué el comentario.
- Lo que ocurre es que hace dos semanas vine con el xxxxx (un compañero de música que conozco) y antes de llegar al jardín nos fumamos un pito y luego en la clase no le achuntábamos ni una, los cabros estaban todos desordenados y revoltosos y ni él ni yo cachábamos qué hacer, estábamos lentos.
Tuve que contar hasta 10 y respirar hondo para no empapelar a chuchadas a esa conocida. Cómo chucha se te ocurre fumarte un pito antes de hacer clases, te comprendo si lo haces un Viernes en la tarde junto a tus amigos en los pastos del Peda, o bien te lo fumas sola en tu casa, pero cómo es tanta la adicción que lo haces el Martes en la mañana antes de asumir la responsabilidad de cuidar a niños. Sé que no soy quién para imponer mis ideas sobre otras personas, pero por último algo de criterio, si vas a estar a cargo de personas vulnerables (que en este caso eran niños de 4 a 5 años), aguántate un rato y fúmate el pito después. Yo no he tenido la dicha de ser padre, pero tengo una hermana de 10 años (17 años de diferencia respecto a mí), y creo que puedo comprender el vínculo y amor que existe en esa relación. Puedo afirmar con toda certeza que cualquier padre y madre cuando deja a sus hijos en manos de otra persona (en este caso, un docente), hay una acción implícita de depositar confianza en ese otro(a), y dicha madre o padre se van tranquilos asumiendo que han dejado a sus hijos con una persona responsable y que los cuidará tan bien como lo hacen ellos. Obviamente, yo no dejaría a alguien así a cargo de mis hijos ni mucho menos permitiría que les eduque (con qué moral lo haría).
Por lo que he podido hablar con algunos amigos, esta situación se repite mucho más de lo que quisiera a lo largo de las aulas chilenas. ¿Cómo pretenden mejorar la educación con este tipo de profesores?. Si hago una pregunta mucho más específica, ¿con qué cara los docentes referidos abordarán las temáticas de adicción a las drogas y alcohol con sus estudiantes si ellos mismos más de alguna vez despertaron raja curados y drogados un Sábado en la mañana tirados en la cancha con el sol en la cara debido a un carrete que empezó el día anterior y que no recuerdan claramente?. Les juro que no lo entiendo, no creo estar en el mundo al revés y ser yo quien esté equivocado, al menos en lo que les planteo. Lo peor de todo esto es que son esos mismo energúmenos los que declaran tener "conciencia social", los que se sienten orgullosos de pertenecer al Peda (como si fuera muy dificil ponderar 580 puntos), los que creen van a poder cambiar el mundo (claro, con un pito en la mano y pegándose un saque lo pueden todo, ¿verdad?).
Esa sería la reflexión del día. Les agradezco mucho por haber leído esto y quedo atento de sus aportes y una vez más les doy las gracias por toda la ayuda que me han brindado en estos cuatro meses que llevo con ustedes y también por darme un espacio para expresar esta idea.
Que tengan una buena tarde.
Jaeger.