Hay algunos que han logrado mantenerse estables, pero no hacerse ricos. Muchos agarran una veta, como alguna empresa grande en que los trabajadores se pasan el dato; algunos que la hicieron con accidentes del trabajo; pero la mayoría no sabe renovarse con los cambios de mercado.
Lo que he visto mucho, lamentablemente es harto jetón con máquina de moler carne, con demandas que dejan harto que desear, no cambian ni siquiera de femenino a masculino o de singular a plural, los jueces los tienen que apuntalar por todos lados para que no se les caiga la demanda y andan más preocupados de sus honorarios que de hacer bien la pega.
Y por empresa, para que te vaya realmente bien, tienen que ser empresas grandes, ojalá transnacionales, con matriz en país desarrollado, que están acostumbradas a pagar bien a los abogados. Pero ahí está el problema que los grandotes con pedigrí se llevan gran parte de la torta y caen la mayoría de las veces en contratar abogados jóvenes, le hacen creer que son bacanes por trabajar para ellos y les pagan reguleque.
En el nicho de pymes a que apunto yo, pagan malena, por eso hay que llenarse de pega. Por lo menos yo, como siempre andan al justo, la asesoría permanente es clave para evitar desangramientos con juicios, así que todo ordenado y antes que le de un arrebato al dueño se evalúa cual es la mejor forma de desvincular, si es que es necesario.