¿Pero que esperaban de él?. Un profesional sin ninguna trayectoria política, un técnico especialista en sacar los reales del bolsillo de los consumidores, que se sube al carro de los mineros donde el trabajo serio, dedicado y eficiente lo realizó Sougarret bajo el amparo y decisión de Piñera, mientras el lloraba por los rincones. Como ministro de Energía y Minas, fuera de la lloradera y el aprovechamiento mediático no hizo nada salvo prometer un nuevo trato laboral para los mineros que duerme el sueño de los justo en algún cajón. Un fraude sonriente.
Inició su campaña mintiendo. No olviden que se presentó como un maipucino de clase media, hijo de ferretero pero si ustedes no lo sabían los ferreteros antes de la aparición de Sodimac y el Easy, eran en general hombres de cierta fortuna, no eran precisamente de la clase media media, eran media acomodada y a quien la admiradora de Nureyev la dio la PLR hace bastante tiempo ¿se dieron cuenta que hace más de cinco meses que ni siquiera lo menciona?.
Como ministro del MOP fuera de continuar con las obras en ejecución y/o con licitaciones en curso no hizo nada salvo, después de un viaje a China, ofrecer construir un puente que todas los expertos señalan que no se puede construir con miserables 500 millones de dólares.
Lo malo del tema es que frente a una elección no hay nadie entre todos los candidatos uno que se merezca los votos, tanto de la izquierda o derecha (categorías de análisis añejas). Hay algunos que juegan con la posibilidad de la loca de patio, mina histérica que no nos llevaría a parte alguna, salvo a un conflicto internacional pues padece de verborragia y confunde el carácter y la firmeza de convicciones con el insulto, la grosería y la prepotencia. Buena para la política de trinchera, la patada en las canillas pero tan falsa como billete de tres lucas.
Por tanto las elecciones deben ser entre Bugs Bunny, Bob Esponja y Walt disney. Yo voy por el último pues está muerto y por tanto está calladito y no ofrece nada de nada.