Claude es tan extraño que es un fenómeno para análisis psicosocial.
Primero, fue funcionario de la dictadura. Él dice que era de rango menor (en el Banco Central no entra cualquier suche digo yo) y además ha defendido la corrección de sus jefes (a propósito, dice, que ellos sabían de sus ideas y lo respetaban). Eso no lo compro. A menos que en 1983 haya tenido ideas radicalmente diferentes a las actuales.
Luego, en economía, usa ideas medievales. Literalmente. Usa la palabra 'lucro' (muy usada por los cristianos en la Edad Media) como sinónimo de la expresión marxista 'plusvalía'.
Sus planteamientos son muy cercanos a los del MNSCH en 1932-1933. Tan cercanos han de ser que conocidos personales que siempre han sido nacional socialistas están en campaña con él.
Y luego está lo que dicen más arriba. El tipo y sus seguidores son 'creyentes' (usando la expresión que definió Carlos Peña hace algunas semanas), no de una verdad revelada por un Dios, sino de una verdad revelada por el mesías Claude. Por ello sus seguidores y el mismo Claude descalifican a sus oponentes. Actúan como grupo 'gnóstico', vale decir, como un grupo que sabe cosas que el resto de nosotros no sabemos y que, por lo mismo, estamos equivocados.