Me sorprende las pocas antenas políticas que ha tenido la Alianza por Chile.
Dejo afuera de esto a Piñera, que ha estado gobernando todo este tiempo y muchas veces sin la presencia de los partidos.
Se supone que si estamos en un país movilizado en las calles, el tema de cómo plantearnos ante las futuras movilizaciones no puede estar ajeno, en un discurso electoral de cualquier candidato.
Eso porque el electorado suele tender a evitar al candidato, que es confrontacional con esas movilizaciones (por equivocadas que sean) debido al temor ciudadano de una crisis política.
Y en todas las elecciones en el mundo donde se han dado manifestaciones en el último tiempo anterior, ocurre que el candidato que tiene más rechazo de parte de los electores es justamente aquel, que se muestra más lejano a los sectores que convocan a las manifestaciones.
Entonces era evidente que la Alianza por Chile tenía que plantearse tarde o temprano, en ese contexto futuro y diseñar una estrategia electoral para disputar la idea de que sí ellos podrían gobernar en un entorno, de manifestaciones casi semanales sin que eso significare un riesgo de elevar la polarización política del país...
Pero si la Ena von Baer es la única en ese sector, que tiene estudios políticos aunque sea de universidad privada como decían los antiguos, no se le puede pedir peras al olmo...