Este tema no es un reporte, porque ese está donde corresponde. Esto es para compartirles, pero es largo.

Tener un Alfa Romeo es tener un pedacito de historia sobre ruedas, de carreras y de colores rojos surcando la carretera. Es tener la italianeidad en todo su esplendor: el desorden, la desprolijidad, la terminación a la rápida, el ruido áspero de un motor brioso, competencia, rapidez, elegancia sin sobriedad, diseño. ¿Cuestionan el desempeño, la fiabilidad? es una tontera de ignorantes que creen, una maquina no debe fallar cuando nosotros mismos los seres humanos tan perfectos que nos vemos, cometemos errores y estamos llenos de enfermedades. Aquí hablamos de autos apretados, de fierros precisos, motores con prestaciones deportivas y sonido que enamora, con reacciones al volante que llaman a disfrutar de conducir y no que sea una experiencia sosa sin vida, eso tiene un riesgo y es que puede necesitar una mantención, un regaloneo, preocupación por mantener vivo un fierro que te devuelve emociones y sonrisas, todo lo que haces para dar un regocijo viene de algún lugar… auto que corre debe tragar bencina, auto que suena debe tener un escape raro, auto que huele bien tiene que tener asientos de cuero italiano, auto con líneas hermosas y curvas rebeldes tiene que ser jodido de cambiar el más mínimo perno en algún minuto.

Un Alfa Romeo es un auto que nace con fines deportivos, competencia, una marca que en sus genes tiene ese tufillo a carreras, agradable al ser acelerado, pide que le exprimas y apures un poco y nunca se siente falto de viveza. Un alfa no se conduce, se siente y se disfruta, no es el más rápido, ni el mejor ni el más económico, pero es pura entretención y diseño. El problema es que la gente privilegia un electrodoméstico con ruedas y ya no disfruta de la conducción, trasladarse de a hasta b no tiene que ser desagradable si podemos darnos un gusto y conducir un auto con lo que los tuercas de cuna llamamos alma, y nosotros no nos transportamos, conducimos y gozamos esas sensaciones.

El alma de un auto italiano es la pasión con que se hace, su corazón de 4, 6 u 8 cilindros y las ganas de poner en calle un móvil con pedigrí de carreras, con ruido y escándalo, de color rojo vivo, voraz, con frontales que intimidan desde el retrovisor y con líneas que enamoran y hacen del amante de vehículos fomes a fijarse en el auto y obligarlo a mirarle. Eso es Alfa, una enfermedad letal que se apodera de los sentidos de quienes más gustan de los autos, quienes disfrutan la calle y la velocidad, aunque no vayan corriendo ni estén compitiendo.

Un alfa romeo es un auto que evoca a las carreras, que recuerda a Nuvolari y Fangio, a Ferrari, Ascari, Sivocci, Tarquini o Giovanardi. Pilotos de carreras que se destacan por sus triunfos, proezas e historia de mística y gloria, desde los gran prix pasando por la f1 y hasta la ETCC.… ni hablar de las mono marca, con los giulia, los alfasud los 33 stradale.
Mi pasión por Alfa Romeo se refleja en las líneas que escribo, porque desde pequeño vi correr autos italianos por la calle, algunos en rojo, otros en beige, otros en celeste… fiat eran los comunes, hasta que vi una 75 roja pasar cuando salía del colegio y mi vista se perdió con ella mientras oía su escape roncar… y no supe hasta años más tarde que era un Alfa. No sabes que se siente tener el auto que sueñas hasta que lo tienes, eso me ha pasado desde que tuve mi primer auto muchos gustos, muchas marcas: bmw, citroën, fiat, subaru, mazda, lada, chevrolet, kia, Hyundai… pero jamás llegaba ese hermoso Alfa Romeo rojo, ese que cuando era chico en mi colección de autos copec atesoraba entre mis regalones. Junto al Bmw e30, eran sin duda los que soñaba tener.
Hace varios años cumplí el 50% de mi sueño automotriz que era tener un bmw serie e30, y no fue uno, sino que dos. Pero la espina del auto italiano en mi mente y corazón seguía doliendo, porque miraba los 75, los 164, los 33 QV y me sentía falto de algo.

De a poco surgió la idea de tener uno ya en serio, no buscar en los avisos para sufrir, sino que pagar e ir por el. Necesitaba mi auto italiano con espíritu de carreras o me iba a morir en el intento, ya había tenido 4 fiat en mis manos, dos de ellos con algo del biscione (el tempra con un chasis compartido con la 155 y el stilo, con un motor derivado del twin spark de alfa) sin embargo no era lo mismo.
Perseguí el sueño mirando 145 y 147, pero la 156 me llamaba más, encontraba al auto maravilloso, con diseño agresivo, hermoso, intimidante, con un frontal que evoca a las alfas antiguas. La vi y fue un golpe de esos violentos, de esos que te remecen un poco desde el alma… dos relojes enormes a la antigua, velocidad y tacómetro, relojería al centro como los autos setenteros, una línea con curvas de señorita con porte de auto musculoso, asientos en cuero y unas llantas bonitas completaban un pack ideal. Y para colmo de males, un buen amigo que es fitero y alfista de corazón me invita a ver un auto, sin saberlo el comprador era yo, y más grande fue mi sorpresa cuando me muestra un 156 2.5 v6, rosso, con llantas negras… la 75 que había visto en esos años de pequeño quedó como un recuerdo de niñez, lo tangible era la 156 que miraba ahora, estacionada delante de mi bmw 318 que había llegado con muchas expectativas y como lindo premio a mi esfuerzo y trabajo, pero en reemplazo de un alfa que nunca llegó…. Así que lo vi con cariño y algo de tristeza, sabía que le quedaba poco. La decisión estaba tomada.


Al final luego de dos meses de lucha para obtenerla, la 156 llegó a mis manos no sin pasar sufrimiento y desazones, debo reconocerlo, pero la vi estacionada en la puerta de mi casa y me enamoré de nuevo de las tuercas, de la bencina y las carreras, me enamoré del ruido del motor colándose por doquier, de pelar forros en las esquinas, de hacer escándalo. La sensación que tienes cuando te bajas y la miras es de incredulidad, una cosa que pocos entenderían porque ven al auto como un medio para un fin y no como una extensión de tus anhelos, sueños, pesares, logros y éxitos. Un auto como este evoca las épocas de cuando los autos eran de metal, cuando se reparaban a ritmo de martillo, manivela y llave de codo. tiempos en los que el automóvil era un privilegio de pocos, pero la alegría de miles que los vieron correr en carreras como la targa o la mile miglia en los años 30, 40 y 50. Alfa romeo como este rememora los años en que la pasión supera enormemente a la razón, porque aunque no lo consideren, son autos que se compran con el corazón y alegría, con nostalgia, flores y serpentinas propias de los podios de antaño, que se compran por amor a los fierros.

He llegado a mi limite, después de este auto no necesito tener más, no aspiro a ir mas allá. Esto es como cuando dices que tienes una meta cumplida, un sueño logrado. Marzo de 2017 marca mi vida con aceite, huaipe y bencina, con caucho quemado y grasa, con ampolletas quemadas y sonidos extraños, lo que quieran ver de malo, pero también con la alegría de tener el auto de una marca laureada, con prestigio de cien años, con pedigrí de competencia y un diseño que enamora, un auto que solo los apasionados de las ruedas valoramos y aprendemos a querer. Eso es impagable, es un gusto que pocos se quieren dar, y yo soy uno de esos privilegiados.